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La parashá de esta semana trata casi exclusivamente de los Cohanim (los sacerdotes): su selección, sus vestimentas y el servicio de inauguración mediante el cual ellos y su descendencia quedan confirmados para siempre como ministros especiales de Di-s.

Cualquiera que haya visto el final de En busca del arca perdida reconocerá que los Cohanim vestían ropas muy extravagantes y elaboradas. Sin embargo, incluso antes de que se nos diga quiénes o qué son exactamente los Cohanim, la Torá decide explicar el mandamiento dado a los Cohanim de encender la Menorá. ¿Por qué la Torá reúne aquí las dos primeras instrucciones de la Sedra de esta semana (es decir, el encendido de la Menorá y el nombramiento de los Cohanim), ambas aparentemente fuera de su secuencia cronológica adecuada?

Un comentarista italiano medieval, el rabino Menachem Ricanti, nos ayuda a comprender este orden. Contrasta los dos personajes opuestos de la Torá; El Cohen y el Leproso. El Cohen vive en el corazón mismo de la comunidad, con el Tabernáculo y el leproso es temporalmente desterrado a un exilio solitario fuera de la comunidad. Al Cohen no se le permite realizar su servicio sagrado si ha sufrido diversas imperfecciones físicas, mientras que todo el cuerpo del leproso ha sufrido una trágica mutación. Sin embargo, al final sus caminos se cruzan de manera muy significativa. Cuando el leproso finalmente regresa al campo para ser declarado limpio de su enfermedad, el Cohen administra las etapas finales del proceso. El Cohen unge al leproso con aceite. Con el aceite, Cohen ha purificado al leproso, al marginado social. Le ha dado nueva vida y le ha permitido volver a ser un miembro activo de la comunidad judía. Esta comparación puede arrojar luz sobre nuestro problema de por qué el mandamiento de encender la Menorá se les da a los Cohanim incluso antes de que nos los presenten, y por qué estas dos secciones están yuxtapuestas. Podemos aprender de esto que el papel de Cohen frente a la comunidad judía sólo puede entenderse en relación con el encendido de la menorá. Sólo después de que comprendan su papel como productores de luz podrán ser incorporados. Por medio del aceite con el que se enciende la Menorá, el Cohen produce luz para disipar la oscuridad del Tabernáculo. De manera similar con el leproso, por medio del aceite, Cohen lleva al leproso a un nuevo estado de pureza. El pueblo judío tuvo que comprender que la primera y principal responsabilidad de Cohen era fomentar la creación de estados de luz y disipar la "oscuridad" dondequiera que la encontrara. La parashá Tetzavé nos presenta al Cohen, la fuente de luz, la fuente de la vida comunitaria del pueblo judío.