Parashá Pinjás: ¿Cuándo se permite pasar por alto la ley?
Esta parashá lleva el nombre de Pinjás, quien, al final de la sedra de la semana pasada, mató a un príncipe de la tribu de Simeón por cohabitar con una mujer madianita. La Torá parece alabarlo por hacerlo, porque con su acción hizo lo que pocos se atrevieron a hacer: detener el congreso sexual ilegal entre el pueblo de Israel y la tribu de Madián. Sin embargo, hay más que considerar. Cuando actuó, lo hizo con furia ciega. La ley judía es muy estricta en cuanto a que la pena capital (o, de hecho, cualquier castigo) no debe imponerse sin el consentimiento de un tribunal de jueces. Al tomar esta acción, ¿no se estaba moviendo Pinjás sin el respaldo de tal tribunal?
Ciertamente, en ese momento, había líderes religiosos dentro de Israel que intentaron llevar a Pinjás a juicio por su acción, que vieron como un hombre tomando la ley en sus propias manos. Sin embargo, leemos que Dios mismo intervino para detener tal castigo.
¿Por qué Dios intervino? Esos líderes ciertamente tenían razón al querer castigar a Pinjás por lo que vieron como un acto desenfrenado de rebelión; sin embargo, Di-s, omnisciente, pudo ver el alma de Pinjás y ver que su acto fue impulsado únicamente por su amor por Hashem. De esto podemos concluir que tal acto es admisible cuando se hace sólo por amor a Dios. ¿Y quién juzgará si realmente fue así? Sólo el verdadero juez, Dios mismo.