Hay algunas ocasiones en la Torá en las que al hombre se le da un pacto entre él y Di-s, y ninguna es más importante físicamente que el brit milá, el pacto de la circuncisión. Esto se menciona en la Torá en Génesis 17:10-11. Otros dicen que el ritual proviene de los primeros sacrificios de niños.
La circuncisión la realiza un mohel, un rabino especialmente capacitado con años de formación y experiencia. El ritual rara vez se realiza con mujeres presentes y se realiza sin anestesia en el niño de ocho años. Hay una excepción a esta fecha: si el niño no se encuentra bien y por lo tanto no puede realizarlo en esa fecha. Incluso en Shabat, cuando normalmente se prohíbe cortar, se permite el ritual.
Principalmente, este ritual ha llegado a identificar a los judíos de los no judíos. Originalmente, en el procedimiento solo se eliminaba la punta del prepucio, pero más tarde los judíos aprendieron a ocultarlo con la ayuda de una pequeña gorra, para no ser segregados en los eventos deportivos romanos. En protesta, los rabinos de la época decretaron que en adelante se debía extirpar todo el prepucio, lo que impedía a los judíos ocultar su identidad. El ritual sigue siendo el mismo desde entonces.