En I Crónicas 29:11, el rey David alaba a Dios diciendo: "Tuya es, oh Señor, la grandeza, el poder, la gloria, la victoria y la majestad". Este elogio suministra, en parte, el orden de las Sefirot. Esta lista evolucionó para incluir Diez "aspectos" de Dios: 1) Keter ("corona"); 2) Chokhmah ("sabiduría"); 3) Binah (“inteligencia”); 4) Gedullah (“grandeza”) o Chesed (“amor”); 5) Gevurah (“poder”) o Din (“juicio”); 6) Tiferet (“belleza”) o Rajamim ("compasión"); 7) Netzach ("resistencia duradera"); 8) Hod ("majestad"); 9) Tzaddik ("el justo") o Yesod Olam ("fundación del mundo"); 10) Malkhut ("reino").

Las Sefirot tienen una estructura formal, conocida como “Árbol de la Emanación”. Este es un árbol cósmico, que crece hacia abajo desde la primera Sefirá (Keter). Opuesto a esto está la imagen de las Sefirot en forma de un hombre, cuya cabeza está correctamente colocada en la parte superior (una especie de "árbol invertido").. Aquí las tres primeras Sefirot representan la cabeza; el cuarto y el quinto, los brazos; el sexto, el torso; el séptimo y octavo, las piernas; el noveno, el órgano reproductor; el décimo, la totalidad omnímoda de la imagen. Esto se representa en el siguiente patrón:

La disposición de las Sefirot podría verse según el modelo de la jerarquía neoplatónica; es decir, la transición del Uno a los muchos se logró a través de las etapas del intelecto, el alma universal y la naturaleza. Esto está simbolizado a través de las tres Sefirot superiores, que representan la etapa "intelectual"; las tres Sefirot intermedias, que representan la etapa "psíquica"; las tres Sefirot inferiores, la etapa "natural".

Cada vez se han acumulado más interpretaciones y lecturas del significado de las Sefirot. Dado que se entendía que las Sefirot eran la manifestación de los Nombres de Dios, surgió un patrón de estos "nombres". Según la Cabalá, estos son los "diez nombres que no deben borrarse". Sin embargo, a pesar de la plétora de variaciones posibles, los cabalistas mantuvieron la creencia en una estructura definida de las Sefirot. Sin embargo, esta idea es inmediatamente contrastada por otra configuración que presenta las Sefirot como arcos contiguos de un solo círculo que rodean al Emanador central, o como diez esferas concéntricas cuyo poder de emanación disminuye a medida que se aleja del centro.