¿Es Dios cognoscible, accesible, inmanente? ¿O está alejado, trascendente, oculto? Aquí es donde comienza y termina el cabalista, esforzándose siempre por reconciliar estos conceptos teológicos divergentes. Afortunadamente, lo abstracto se vuelve más tangible cuando se examina a Dios en relación con Su Creación.
Recordando que el tema de la Cabalá ha sido examinado en diversas filosofías existentes a lo largo de la historia, es posible plantear lo siguiente: los cabalistas de Provenza y España, influenciados por la doctrina del neoplatonismo, definieron a su Dios removido y oculto a través del término místico Ein- Sof ("infinito"). Ein-Sof es un concepto de Dios en el que no hay distinciones ni diferenciaciones, e incluso ninguna volición. No revela su verdadera naturaleza a través de la adquisición de conocimiento, ni es accesible a través de la contemplación. El único método para comprender la existencia del Ein-Sof es reconocer que toda la creación es finita. Esto convierte al Ein-Sof en la primera causa infinita. Esto está en consonancia con la teología de Aristóteles: que había un "Motor inmóvil" del Ein-Sof. universo cuya "superfluidad" produjo el mundo y todo lo que hay en él.
Ésta no es la perspectiva más cálida disponible. En el Zohar el término Ein-Sof se emplea para designar las nueve luces del pensamiento que emanan del Pensamiento Divino. Esto saca a Ein-Sof de su cueva griega de ocultamiento a un nivel de revelación más brillante y alcanzable. Sin embargo, no os iluminéis demasiado. Aunque los cabalistas consideraban que Ein-Sof era una realidad absoluta, su naturaleza era espiritual y trascendente.
Si Dios está completamente escondido, ¿cómo se manifiesta? Es decir, ¿cómo se convierte Ein-Sof en el Creador del Cielo y de la Tierra? La respuesta puede compararse con explicar la aparición de Elías en el seder de Pesaj. Es un misterio, sugieren los cabalistas, a pesar de todas las teorías de la "bondad" de Dios que viene a la tierra a través de una serie de emanaciones celestiales. Quienquiera que sea Dios y todo lo que Dios cree es un producto de los procesos y la vida interior que sólo Dios mismo conoce. Esto ha sido una fuente de controversia entre los cabalistas durante siglos. ¿Dios se manifiesta externa o internamente? ¿Puede la teoría de la emanación hacer justicia al misterio de la Creación? ¿O deberíamos ver incluso ese acto externo como una "regresión"?, ¿un retorno de Dios a las profundidades de sí mismo que precede a la creación?
El debate nunca se ha resuelto. Lo que se busca, entonces, es más evidencia de la relación de Dios con su misteriosa Creación.